El libro que es poemario tiene tres partes: Lengua, Cuerpo y Dermis, y aborda de manera no lineal, claro está, ni del todo revelada, la búsqueda de una mujer por recuperar una voz, la palabra, una tarea que sabemos -quienes escribimos, quienes habitamos el mundo- no es fácil. Muchas veces decir lo que se quiere decir es la misión más esquiva. Pero leamos a Amparo: “mas tarde / la mujer no podrá con las palabras/una parálisis en la lengua / en el recuerdo y la voz / aferrada a un ayer / buscará probar con otro verbo / tachar los presagios / rayar el clamor de haber perdido / años en Valparaíso / y otros tantos en la montaña / lejos del mar”.
La mujer intenta traer el sonido de las olas, intenta recordar, volver estar ahí y sentir la espuma que se junta en la orilla, como quien se pone un caracol en el oído para escuchar el mar. No es casual, claro, que haya caracoles en el libro, que debo decir, tiene un diseño bellísimo, con una pequeña ventana que anuncia tesoros dentro de él. Amparo, para quienes no la conozcan, es también diseñadora gráfica y no es ajena a ese lenguaje de formas y detalles. Otra manera de hablar, otra forma de decir.
En libro está el mar, pero también el cerro, el plan, “de ahí viene /
ahí sobrevive / querrá apoyarse / sobre la línea”.
Está el cuerpo también, que se funde, se enreda y se confunde con la naturaleza hasta transformar todo en una misma cosa, donde los límites de lo humano y lo que lo rodea se difuminan: “dormida con los cabellos trenzados/atados a la bruma/flotará en suspensión/e imitará la timidez de una medusa/antes de su danza”
Son los cabellos que se atan a la bruma, son los pensamientos que son “enhilados” por “el zorzal del pico amarillo perspicaz” o los pulmones que se vacían con el domingo “que ya se apaga”.O “el alga que arrastra la luna / un apéndice / que ilumina mi dermis / mientras hilvano mis letras / y las hojas que alcanzo”.
Hay algo que debe hilvanarse, componerse. Porque la mujer del poema, como ya dijimos, intenta reconstruir una lengua, una manera de decir, juntar una letra y luego otra, reunir vocales y consonantes. El viaje es largo, desafiante, implica un movimiento “desde la faringe hasta el estómago”, “desde la séptima hasta la undécima vértebra torácica”, en una escritura que, a su vez, se descentra de los esquemas lineales y orbita, nada, circula dentro de la página.
En el verano, mucho antes de leer el poemario de Amparo, le regalé un bolso que decía "No sé escribir. Hago jardines.” La frase es de la escritora chilena Guadalupe Santa Cruz y pertenece a Ojo líquido, un libro publicado recientemente por la editorial chilena Bisturí. Esa frase sigue así:
“Conozco muchos hombres y los verbos que van de uno a otro, verbos de esfuerzo y otros que activan solos su movimiento. Pero las palabras, las palabras que han hecho tropezar, no están hechas de tierra. Pueden acabarse.
Estuve largo tiempo salivando palabras en la boca. Estuve buscando sus formas, las busqué en un ángulo chueco que hay en el espacio, escribo porque no las encontré”.
En Habitáculos, la búsqueda de la mujer por recuperar el habla es también lo que parece dar lugar a la escritura, un intento por hallar algo que es siempre difícil, lento, una odisea para romper el silencio y la imposibilidad: “hemos sabido / humedecer los labios / la piel/ nombrarnos”.
Porque Habitáculos es también la posibilidad de encontrar un lugar o crear un mundo, ese mundo que -como dice el poema de Mary Oliver que Amparo cita en el libro- vuelve a crearse cada mañana bajo los rayos del sol.
Nombrar lo que no estaba, crear donde no había nada. Amparo nos lleva en ese recorrido que es el de la mujer del poema, pero también el de su propio libro y es por eso que los invito a leerla, cobijados por el movimiento del mar, las texturas de la espuma y buscar, tal vez, otras maneras de habitar, otras maneras de narrarnos.
7 de noviembre 2024 - Librería Imaginaria.
Juana Inés Casas. Periodista y editora. Es licenciada en Comunicación Social y máster en Humanidades. Publicó los libros de cuentos Segundo idioma (Montacerdos, 2023) y El tiempo de los peces (Ediciones de la Lumbre, 2011). Ha participado en antologías como Avisa cuando llegues (Bifurcaciones, 2019) y Vivir allá (Ventana Abierta Editores, 2017) .
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